Soy un milagro.

“Yo vengo de un hogar desorganizado, con un padre maltratador, eso fue lo que los impulsó a trabajar desde muy pequeña junto a mis hermanos para sustentar la casa”, fue la frase con la que Jessica Stotler empezó a contarnos su historia.

Desde pequeña comenzó a tener celos de sus propios hermanos, porque ella se sentía marginada al ser de otro padre.

Las navidades eran muy tristes, su padre llegaba muy ebrio y sin ningún regalo. Era trágico verlo en ese estado.

De carácter rebelde, pensaba que su comportamiento la mantendría alejada de los problemas, pero lo único que causó fue alejar a los amigos.

A los 18 años su hermana mayor se casó y se fue de casa; eso le casuó mucha trsiteza por se muy apegada a ella. Mientras que la convivencia familiar se volvió insostenible, las peleas entre su madre y padrastro eran cosa de todos los días.

Pero cierto día se llevó una gran sorpresa: su madre había tenido un encuentro con Dios. “Fue un choque fuerte, porque de la noche a la mañana en mi casa no se oía música mundana y mi mamá vestía con faldas largas”, dijo.

Si bien las cosas fueron diferentes en la casa, Jessica quiso para sí el cambio. Y al poco tiempo apareció una oportunidad para aprender el idioma inglés viajando a los Estado Unidos.

Llegó al país del norte junto a una de sus hermanas. Al ver que su hermana era crisitiana intentó de todos modos cambiarla para el mundo, peroque creía que así podía ser feliz como ella misma.

Los intentos fueron muchos. “Recuerdo que cuando mi hermana era adolescente se dejaba crecer el cabello, pero yo en la noche mientras dormía se lo cortaba con el fin de que su pastor la expulse de la iglesia”, cuenta Jessica.

A pesar de su actitud Dios la bendijo y suplió sus necesidades ella comenzó a pedir casa, comodidades, autos y un esposo norteamericano. Todo eso le dio el Señor, pero nunca reconoció la misericordia del Creador.

Luego de seis meses en Estado Unidos su hermana tuvo que volver al Perú, mientras Jessica hacía su propia vida.

Un día su madre llegó a visitarla, quería sintonizar Bethel Televisión, pero Jessica intentó mil maneras para que no logre su objetivo.

Su nuera oraba tan fervientemente que su esposo creyó que lloraba porque no se sentía bien en su casa. Luego de explicarle el significado de vivir en la presencia de Dios él entendió el porqué de las lágrimas, aunque nunca había óído nunca orar a alguien así.

Cuando la madre de Jessica regresó al Perú, las cosas en su casa volvieron a ser iguales.

Prueba

Una enfermedad la sorprendió de repente, y los doctores no pudieron detectar el mal. No podía hablar, no podía ver, y casi no podía moverse.

Su hijo mayor coordinó una conversación vía webcam para que converse con su familia que residía en el Perú. Al verla empezaron a clamar a Dios y a rogarle que él le diera una oportunidad. Ella se enfureció tanto por esa actitud, tiró difícilmente la computadora al piso y pensó: “Si ellos quieren verme que vengan”.

Al día siguiente, su hijo volvió a ponerle la laptop y le dijo: “Mamá, mi tía me ha dicho que te ponga Bethel”.

Al no poder moverse, escuchó todo el mensaje y vino el milagro. Al final de la predica, el pastor dijo: “Si tu estas en cama postrada, declara tu pecado tú puedes ser libre”.

“Eso era para mí” y hasta donde recuerda no paraba de decir: “No me envíes al infierno, no me envíes al infierno”. Esa noche soñó que estaba en un lugar donde había tres puertas y de la del medio salió un doctor. En ese momento sus ojos se cerraron y le preguntó: “¿Qué tienes?” y ordenandole que abriera la boca sintió que algo limpiaba su ser.

Comenzó a sentir un frío ligero y de pronto el mismo doctor le dijo: “Tú ya estas sana”.

Al isntante, se despertó y de un brincó salto de la cama y al ver a su esposo dijo “Cristo me sanó”. Al escuchar esas palabras sus hijos fueron a ver a su madre quien se veía totalmente recuperada y reconocen que no hay alguién más poderoso que Dios.

Fuente:Revista Impacto Evangelistico.