martes, 31 de enero de 2012

La Inquisición en la Edad Media

 Cuando había una cierta cantidad de condenados por la Inquisición, se celebraban los llamados "Autos de Fe"....
treinta días antes, se comunicaba por pregón público a todo el pueblo acerca de la fecha de la aplicación de las sentencias.
El pueblo se preparaba para asistir en pleno a la plaza mayor o al atrio de la iglesia .
El día fijado, muy temprano, las autoridades de la ciudad se reunian y llegaban a la residencia de los inquisidores para escoltarlos al lugar donde iban a morir atrozmente por su fe.

Luego de una larga misa, los condenados aparecían maniatados, Los clérigos de la ciudad y los Miembros más ilustres, conducian a los condenados por todo el camino.
"El camino estaba lleno de espectadores, hombres, mujeres y niños se veian entremezclados con carruajes lujosos, damas y caballeros. El pueblo se desesperaba por insultar y maltratar a los reos en su camino hacia la muerte. Muchos iban amordazados."
En el campo el ambiente era festivo. El gran broche final de la fiesta se aproximaba. Los alli presentes cuidaban su puesto celosamente mientras los vendedores ambulantes caminaban entre la multitud ofreciendo sus productos.
Aquellos que eran declarados rebeldes por mantener sus creencias, eran condenados a la hoguera. Algunos se arrepentían momentos antes de aplicar la pena y se les otorgaba la gracia de ser ahorcados primero antes de caer en las llamas, como una medida «humana» para evitar el sufrimiento del fuego.
Al llegar al quemadero...
Se leen las condenas y comienza la quemazon entre risas, gritos y desgarradores alaridos de dolor...
La muchedumbre se deleita al mirar los gestos del condenado entre las llamas, haciendoles recordar imagenes sagradas del purgatorio y el infierno.

LA LUCHA POR LA VERDADERA FE
Casi 800 años de persecución cristiana en la edad media, hasta el mismo siglo XX, no han sido suficientes para callar la verdad y la luz de la palabra de Dios. 
Casi toda Europa estuvo sumida en la más profunda oscuridad religiosa, donde las autoridades papales gobernaban sobre las conciencias humanas, y decían lo que la gente debía hacer, y pensar. Todo el que no obedeciera, era sacrificado "en nombre de Dios".
Cada vez que pienso en lo que tuvieron que pasar los primeros reformadores, y los padres de la fe moderna, para que la luz de la palabra de Dios no se extinguiera en la más vil oscuridad de la iglesia católica, no puedo sino dar gracias a Dios porque la luz se mantuvo fiel, y la promesa de Dios permaneció sobre ellos.
Muchos escritos históricos aseguran que los mártires "se dejaron quemar vivos con valor sin igual. (...) No podían hablar, pues estaban amordazados: . . . pero sus cuerpos revelaban que eran personas de extraordinaria resolución y fortaleza, que antes que someterse a creer con sus compañeros lo que se les exigiera, resolvió morir en las llamas. (...), no se encontraba en ellos ni el más mínimo síntoma de temor o de dolor; " (Conflicto de los Siglos Pag. 277)
Quizás te preguntes cómo pudieron hacer para permanecer fieles, para leer y estudiar la Biblia cuando el solo hecho de tener una era motivo de pena de muerte, para seguir fieles a Dios y a su promesa, a pesar de que la muerte estaba a las puertas de sus casas cada noche.
Dios jamás ha abandonado a sus hijos, y cada prueba por la que tengamos que pasar, Dios nos da la fuerza necesaria para soportarla. Quizas a tus ojos y a los míos, esta prueba que pasaron aquellos fieles seguidores de Dios, sean demasiado chocantes o duras. Déjame decirte, que cuanto más dura sea tu prueba, más fuerzas te dará el Dios de los cielos.
Al través de los siglos este testimonio hizo resaltar la constancia de los que prefirieron obedecer a Dios antes que a los hombres; y subsiste hoy día para inspirar aliento a quienes decidan mantenerse firmes, en la hora de prueba, en defensa de las verdades de la Palabra de Dios, y para que con su constancia y fe inquebrantable sean testimonios vivos del poder de Dios.

QUIEN ESTUVO DETRÁS DE LA INQUISICIÓN
"En el Siglo XIII, El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos (...). "Babilonia la grande" fue "embriagada de la sangre de los santos." (Conflicto de los Siglos Pag.65)
"Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer;  y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella,  los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo." (Apocalipsis 12:17 )
"Y se le permitió hacer guerra contra los santos,  y vencerlos.  También se le dio autoridad sobre toda tribu,  pueblo,  lengua y nación." (Apocalipsis 13:7)
Durante la mayor parte de dicho período los testigos de Dios permanecieron en obscuridad.
El poder papal procuró ocultarle al pueblo la Palabra de verdad y poner ante él testigos falsos que contradijeran su testimonio.
Cuando la Biblia fue prohibida por las autoridades civiles y religiosas, cuando su testimonio fue pervertido y se hizo cuanto pudieron inventar los hombres y los demonios para desviar de ella la atención de la gente. Los que osaban proclamar sus verdades sagradas fueron perseguidos, entregados, atormentados, confinados en las mazmorras, martirizados por su fe u obligados a refugiarse en las fortalezas de los montes y en las cuevas de la tierra.

A PESAR DE TODO, DIOS ESTÁ EN CONTROL
A pesar de todas las atrocidades que hemos visto y oido, de las persecuciones, guerras y conflictos, Dios está en control de la historia.
En el libro de Daniel, Dios aseguró que ese poder perseguidor, solo duraría durante 1260 años, y así se cumplió. Podemos confiar plenamente en que la palabra de Dios siempre se cumple, y se volverá a cumplir.
Aun en los tiempos más sombríos hubo hombres fieles que amaron la Palabra de Dios y se manifestaron celosos por defender su honor. A estos fieles siervos de Dios les fueron dados poder, sabiduría y autoridad para que divulgasen la verdad durante todo este período.
Nunca hay que olvidar que:
La historia es el proceso del cumplimiento de los propósitos de Dios.
Dios es el Señor de la historia.
Cristo es el centro de la historia.
Toda la historia avanza hacia una meta: los nuevos cielos y la nueva tierra.




Fuente:Revista Impacto Evangelistico.

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