miércoles, 28 de marzo de 2012

No idealice, Ame. "Observe"

♦ Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 1Juan 4:16

El enamoramiento puede conducir a una relación sin sentido y corresponder a una conquista egoísta. Cuando simplemente se utiliza para obtener lo que se desea, degrada a la persona, hace perder la dignidad, se convierte en un juego y en un instrumento para satisfacer, y muere rápidamente dejando huellas que duelen.

Para minimizar los efectos negativos del enamoramiento, y en general de todas las emociones impulsivas, se debe trabajar en el manejo y control de ellas a través de la razón, el tiempo y la voluntad. Los sentimientos no son ni buenos ni malos. El problema es lo que hacemos con ellos.

El sentimiento intenso de “estar enamorado” no es una emoción muy confiable. Este intenso afecto puede evaporarse en cuestión de días, dejando a la persona confundida o tristemente casada con la persona equivocada.

La única manera de saber si realmente se ama a otra persona es dar suficiente tiempo para observar detenidamente la realidad, los detalles y las pequeñas señales que ayudan a conocer a la otra persona: sus virtudes y defectos.

Con el amor no se juega. Por esta razón, el amor razona: ¿Me conviene? ¿Le conozco realmente? ¿Es alguien emocionalmente equilibrado? ¿Ama a Dios sinceramente? ¿Aprecia a su familia? ¿Tiene el concepto correcto de lo que es una familia? ¿Me respeta y se respeta a sí mismo? ¿Tiene un alto sentido de realización y de superación personal? ¿Me veo compartiendo mi vida con esta persona? ¿Es una persona realizada y segura? ¿Su proyecto de vida y el mío se complementan? ¿Podré vivir con sus defectos sin esperar que cambie? Estas preguntas son esenciales para avanzar a la siguiente etapa.

Es indispensable que antes de asumir un compromiso o una relación romántica bajo la figura del noviazgo, busques el consejo de quienes te aman: tus padres, líderes espirituales y mejores amigos. Porque ellos observan mejor lo que tú idealizas y tienen un análisis más objetivo de lo que podría ocurrir.

En la multitud de consejeros hay sabiduría. No olvides: “sólo los sabios preguntan”. Si todos coinciden en observaciones negativas sobre esa persona por el trato que da, mejor piénsalo dos veces.

Si te enamoras y sientes emociones intensas como respuesta a tu buen gusto, añade al enamoramiento el tiempo necesario para conocerlo bien. Permite que el enamoramiento les lleve a disfrutar una verdadera amistad en la que se puedan conocer el uno al otro. Añade a la amistad que los une, el consejo de quienes les aman.

Al consejo, añade el discernimiento, es decir, tiene que tener paz, como señal que está tomando la decisión correcta. Esto es confirmado con alegría, libertad, respeto, dignidad y admiración mutua.

No disculpes lo que es evidente. Observa su vida, el fruto de sus relaciones anteriores y sus costumbres.

Disfruta lo que sientes, pero no lo apresures ni lo idealices. Si tu espíritu se inquieta, por más que te insistan, no inicies una relación que podría lastimarte con el tiempo. Pero si sientes paz y tienes la bendición de quienes te aman, adelante. Porque no hay nada más hermoso que amar, honrar, respetar, aceptar, admirar, cuidar y recibir a cambio lo mismo.

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