martes, 10 de abril de 2012

LA CARGA DE TUS PALABRAS

- ¡Imbecil...!

Una sola palabra. Dura, contundente, expresada con un ceno fruncido y gestos ofensivos. Al reclamo vinieron los hechos. Los dos hombres que en sus vehiculos estuvieron a punto de chocar, se apearon y se fueron a los punos. Uno rodo por el suelo. El otro corrio, abrio la guantera de su automovil, extrajo un revolver y disparo, justo en el momento en que su eventual contrincante intentaba pararse. Y esa palabra “Imbecil”, costo la vida de una persona.

Dias despues al escuchar la sentencia de condena a veinticinco anos de carcel, Jose Maria solo atino a musitar:

- “No queria matarlo, de verdad, no queria hacerlo”.

De nada valieron sus explicaciones sobre el rapto de ira que lo enceguecio. Todos clamaban justicia, y las autoridades obraron conforme a los codigos penales. Hoy Jose Maria purga su condena en un penal, y una y otra vez da vueltas al incidente. Recuerda que freno al ver como se le atraveso otro carro. Estaban en un cruce de vias. Iba deprisa para acudir a una cita odontologica, por eso el incidente le molesto. Y lo primero que expreso fue indignacion con un sonoro “Imbecil” que el otro conductor interpreto como un agravio y decidido reto para pelearse.

- “Todavia tengo grabada la expresion de angustia cuando me vio con el arma. Esos ojos que no puedo borrar de mi mente parecian gritarme que no disparara. Pero lo hice...Simplemente no pense...”

¿ESTAS CONSCIENTE DE LA CARGA DE TUS PALABRAS?

Es evidente que las palabras ejercen una poderosa influencia en nuestras vidas y en las de quienes nos rodean. Las palabras bien pueden fortalecer una amistad, estimular a la persona amada o destruir a amigos y conocidos. Y lo grave, es que las heridas mas dificiles de olvidar, son las heridas del alma, provocadas por palabras y gestos ofensivos.
¿Cuantos matrimonios no terminan en problemas justo porque uno de los conyuges no guardo silencio?; ¿cuantos negocios no se echan a perder porque uno de los interesados dice algo que ofende a su cliente?; ¿cuantas amistades se echan a perder por una palabra dicha en el momento menos indicado y en las circunstancias menos apropiadas?

Calcular las consecuencias:

Cuando evaluamos nuestras actuaciones, lo mas probable es que tendremos una sumatoria de problemas producto de no saber decir las cosas. Hablar es todo un arte. Es necesario examinar y medir las consecuencias de cada palabra. Si aprendemos a decir las cosas, de seguro nos evitaremos muchos malentendidos.

En discusiones, lo mas indicado es dialogar, no gritar:

Cuando por alguna circunstancia surge una desavenencia, lo mas prudente es bajar el tono al volumen de nuestras palabras. Si gritamos al igual que nuestro interlocutor, probablemente terminaremos en una acalorada discusion. Experimenta este principio de vida: Cuando alguien eleve la voz, tu conserva la calma, y podra comprobar que el cruce de palabras no llegara a mayores.

Es preferible callar para ganar:

Una tendencia humana frente a las agresiones de los demas, es reaccionar en igual tono o con mayor irascibilidad. Y actuar asi con mucha frecuencia agrava los problemas. Quien tiene la serenidad para callar, es quien verdaderamente lleva las de ganar en una discusion. Cuando tu guardas silencio, la presion sanguinea y la actitud asumida tienden a la normalizarse, y en casos complejos, lo mas indicado es recobrar o conservar la serenidad.

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